Audrey Hepburn
Se dedicó a realizar pequeños roles en diversas
películas y trabajar de corista en algunos teatros. En 1952 el director
William Wyler le ofreció protagonizar una comedia muy buena, Vacaciones en Roma.
A partir de ahí su vida cambió: había nacido una nueva estrella del
cine. Obtuvo su primer premio, el Oscar a la mejor actriz. Luego hace su
primer éxito protagónico en La princesa que quería vivir, de 1953, que supo cointerpretar con Gregory Peck, ambos dirigidos por William Wyler.
A
partir de ese maravilloso período comienza a filmar sin parar y a
extender su larga trayectoria con varias películas imposibles de olvidar
como Desayuno con diamantes (1961) o Sola en la oscuridad (1967), incursionando en un papel más dramático en Historia de una monja (1959), y volviendo a la comedia en Sabrina
(1954). Estas cuatro películas estuvieron nominadas al Oscar como mejor
actriz. A fines del 50, exactamente en 1958, obtuvo el premio a mejor
actriz en el festival de San Sebastián y el Bafta Británico en la misma
categoría por Historia de una monja, y más tarde repite este galardón con la película Charada (1963).
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